viernes, 2 de febrero de 2018

El señor elegante (microrelato)

Vestía un traje oscuro. Impecable, perfecto. La camisa también oscura, cerrada pero sin corbata. Bastante había llevado ya corbata cuando era joven, en las interminables horas de oficina. Desde que se jubiló, había decidido prescindir de ese accesorio tan incómodo. Solo las usaba en ocasiones especiales (las bodas de los hijos, los bautizos de los nietos...).

Esperaba, sentado plácidamente, su turno en la consulta del médico. Nada grave, la tensión un poco alta, consecuencia de la edad. No tenía prisa, así que no se preocupaba por los turnos ni la hora. Ya le llamarían cuando le tocara.

Mientras, se dedicaba a la lectura de la novela que tenía a medias. Leía en un e-reader, regalo de sus hijos para Reyes un par de años antes. Le gustaba leer en esos dispositivos modernos. No pesaban apenas, lo que iba perfecto para sus manos que ya no tenían tanta fuerza como antes, y podía ponerse la letra del tamaño que quisiera. Algunos libros impresos vienen con la letra muy pequeña y su vista ya no es tan aguda.

Espera, lee con la espalda recta y una mano apoyada sobre la pierna (la otra sujeta el libro) y casi no se entera cuando le llaman a la consulta, de lo absorto que está en la lectura. Se levanta, sigue siendo alto a pesar de los años, y el traje oscuro es elegante, impecable, perfecto.

2 comentarios:

  1. 😍😍 hay que ver para cuánto da una imagen!

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  2. Lo que cunde una sala de espera jajajaja. A veces me gusta imaginar la vida de las personas que me cruzo, cuando hay algo en ellos que me llama la atención.

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