miércoles, 4 de abril de 2018

Herrores Hortojrafikos

Ayer me llamaron intolerante por pedir que se respete la ortografía. Y la gramática, ya que nos ponemos. Porque los que no lo hacen me parecen, como mínimo, unos maleducados.

El argumento para tildarme de intolerante era el de siempre: Que no todo el mundo tiene el mismo nivel educativo, que no sabemos las circunstancias de cada cual y que cada uno escribe como quiere o como puede.

Todo esto pasó en Facebook, que es un medio principalmente escrito, y donde a diario me encuentro mensajes para los que necesitaría un traductor de etrusco. Mensajes que directamente paso de largo. Si la otra persona no hace un mínimo esfuerzo por hacerse entender, yo tampoco voy a esforzarme por leerlo. El 50% de mi comunicación diaria con otras personas es por escrito y no tengo tiempo para tonterías.

Respecto al nivel educativo, para mí es un argumento no válido. En España, desde 1970, la educación básica es obligatoria desde los 6 hasta los 14 años (en los años 90 se amplió hasta los 16). Las reglas ortográficas y gramaticales te las enseñan en esa etapa básica y obligatoria. Por lo tanto, cualquier nacido después de 1970 ha pasado por el colegio y las conoce. No hace falta tener un nivel educativo superior para escribir con corrección. Con haber completado la educación obligatoria es suficiente.

Tenemos la suerte de que además de obligatoria la educación en esa etapa es gratuita. Eso implica que la pagamos entre todos, con nuestros impuestos. Toda la sociedad en conjunto somos responsables del sistema educativo. Todos hemos tenido el mismo acceso y las mismas oportunidades de aprender, independientemente de las circunstancias de cada uno. El que no haya aprovechado esa etapa es, por tanto, un vago.

No solo eso: para los nacidos antes de 1970 hay una cosa genial que se llama educación para adultos, que también es gratuita y a la que pueden acceder todos los que no pudieron estudiar de jóvenes. Y si no, siempre queda el recurso de ser autodidacta, que también está muy bien y en el caso que nos ocupa es tan fácil como coger un libro y poner un poco de interés.

Así que, señores, el que escribe mal es porque le da la gana. Cosa que me parece de una falta de respeto inmensa en varios sentidos: Para el interlocutor, que tiene que hacer un esfuerzo extra para entender. Para la sociedad, que ha pagado la educación de esa persona para nada. Y para la propia persona que escribe, porque se auto retrata como alguien vago, maleducado y simple.

Cuando quiten la educación gratuita con el argumento de que la gente no la aprovecha y se gastan recursos inútilmente, ya os llevaréis las manos a la cabeza y os quejaréis en la barra del bar.

Pues sí. Va a resultar que soy intolerante.



2 comentarios:

  1. No es por ser intolerante, pero el pronombre 'mí' lleva tilde ("Respecto al nivel educativo, para mi es un argumento no válido") y el adverbio 'sí' ("Pues si. Va a resultar que soy intolerante."), también. Las tildes diacríticas existen y se estudian en el instituto.
    Llevo un rato pensando si debería o no publicar el comentario porque, la verdad sea dicha, me gusta bastante el contenido de tu blog y no soy muy dada a criticar a la gente (una de las pocas cosas de valor que aprendí en catequesis es esta: "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra").
    Estoy totalmente de acuerdo en que respetar las normas ortográficas es esencial para que haya una comunicación fluida y es, como bien dices, una falta de respeto no hacerlo, pero en muchas ocasiones los problemas no son la vaguería y la simpleza, sino el desconocimiento y la falta de autocrítica (algo muy propio de los españoles).
    No intento justificar las burradas que se ven escritas en las redes sociales. Sin embargo, sí me siento obligada a decir que tu postura es ciertamente intolerante al decir que todo aquel que escribe mal lo hace porque "le da la gana". Existen las escuelas para adultos, sí, y se puede ser autodidacta, pero no todo el mundo tiene el tiempo libre necesario. Por mucho que nos empeñemos, de las jornadas de ocho horas disfrutan los funcionarios y poco más. Dudo que una persona sin más de una hora libre al día, después de trabajar y hacerse cargo de la familia, tenga ganas de estudiar ortografía. No creo que ni tú ni yo las tuviésemos tampoco.
    Además, si en el instituto lo único que nos dicen es "tenéis que escribir de esta forma porque sí" sin explicar que la corrección lingüística es necesaria para facilitar la comunicación, ¿cómo podemos esperar que adolescentes de 15 o 16 años hagan caso? Quien más y quien menos ha pasado de alguna asignatura en el instituto, y una de las más perjudicadas siempre ha sido Lengua y Literatura. Algo que no es de extrañar, pues la metodología con la que se imparte (memorizar normas, nombres, títulos y fechas) echa para atrás incluso a los que nos apasiona la literatura.
    Dejando de lado el pasotismo general que existe hacia Lengua en los institutos, sí hay casos en que los estudiantes por circunstancias personales no pueden aprovechar la educación que se les brinda, como sucede con personas que sufren acoso escolar o con hijos de familias desestructuradas que, por razones obvias, no encuentran la motivación suficiente para estudiar.
    Para finalizar mi breve disertación, me gustaría añadir que los problemas no se solucionan con rechazo y desprecio. Si queremos cambiar algo, sea la mala ortografía o sea el separatismo, debemos analizar el problema en profundidad y buscar su fundamento. De un análisis superficial solo pueden salir soluciones superficiales, que en el mejor de los casos no aportarán nada y en el peor lo agravarán.

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    1. Hola Anónimo. Muchas gracias por tu aportación. Ya he editado el texto para corregir las dos tildes que me indicas. Aunque intento escribir siempre con corrección para que se me entienda, se me olvidó incluir una breve postdata aclarando que no soy perfecta y que alguna tilde, de vez en cuando, se me escapa. Aunque como diría mi amigo Manu eso no son faltas, son erratas. En mi defensa diré que soy de ciencias.
      También te agradezco que te guste el contenido de mi blog y te animo a que participes cuando estimes conveniente. Es algo que hago solo por diversión, sin esperar que nadie lo lea, pero se agradece recibir aportaciones de los lectores.
      Respecto al tema que nos ocupa, precisamente lo que quería expresar es eso mismo, que para que la comunicación sea fluida es necesario que el mensaje que emitimos se entienda. Y en redes sociales, que al final son un escaparate de lo que queremos mostrar al mundo, escribir mal da una imagen muy pobre de lo que somos. En esta sociedad donde se da tanta importancia al aspecto exterior, el lenguaje que usamos en los medios escritos es una faceta más del mismo.
      En cuanto a la formación en la vida adulta, siento también discrepar contigo. Conozco infinidad de personas que trabajan más de 8 horas, se ocupan de su familia y además sacan tiempo para tener aficiones o formarse en diferentes ámbitos, ya sea en forma reglada o autodidacta. Como digo en el texto, en el caso de la ortografía es tan fácil como coger un libro.
      Con el sistema educativo tendríamos un largo debate. El actual lo sufro en carne de mis hijos. Pero me reitero en lo dicho: Sea mejor o peor, y aunque los métodos de enseñanza sean muy mejorables, el no aprovechar esa etapa de la vida para al menos poder expresarse por escrito con fluidez me parece de vagos. Aunque la casuística de circunstancias personales es infinita, el deseo de formarse y aprender está en uno mismo, y si no se hace cuando nos dan oportunidades para ello denota una simpleza de espíritu que a mí, particularmente, me da una pena inmensa. Por supuesto el sistema es revisable y mejorable, pero el tema del post eran las excusas peregrinas que se ponen para justificar que se escribe mal, y como esas excusas para mí no tienen validez.
      Entiendo que por mi respuesta te siga pareciendo intolerante. Ya he reconocido que, al menos en este tema en concreto, lo soy.

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