jueves, 18 de enero de 2018

Tres gatos (microrelato)

Ayer me crucé con tres gatos. Salieron por un portillo y cruzaron frente a mi. Su silueta de perfil se recortaba sobre la acera. Los tres iguales, con el rabo tieso hacia arriba, la punta ligeramente curvada hacia adelante. Salieron de uno en uno, en fila. Uno negro, otro pardo, el último naranja. Tres pequeños felinos elegantes y callejeros. Está claro que iban a alguna parte.

miércoles, 17 de enero de 2018

Las niñas de rosa, los niños de azul

Estoy buscando una alfombra verde para el dormitorio de uno de mis hijos. Tiene (casi) 4 años, pero ya tiene clarísimo que su color favorito es el verde y quiere que la alfombra sea en ese color. Tengo que decir que está siendo una ardua tarea, ya que el 90% de la decoración infantil viene en rosa, azul y gris. El resto de colores vienen todos juntos en estampados explosivos difíciles de combinar (salvo que el resto de la habitación sea rosa, azul o gris). No hay nada sobrio pero infantil, elegante y con estampado sencillo en tonos verdes. Estoy por poner un trozo de césped artificial.

Trasteando por Google buscando la alfombra verde inalcanzable, tropecé con la web de Maisons du Monde, firma que no tenía el gusto de conocer hasta ahora y de la que no pongo el enlace para no hacer más publicidad de la necesaria. Lo primero que noto es que tiene separada la colección infantil en bebés-niños-adolescentes (la mayoría de las tiendas solo distinguen entre bebés y niños). Podemos pensar que sería útil para facilitar la búsqueda, pero teniendo en cuenta que la alfombra que más me gustó está en el apartado de adolescentes, no lo tengo tan claro.

Pero ¡oh, sorpresa! la colección tiene un 4º apartado que es... mirad vosotros mismos:


Si. Lo habéis visto bien. Separación entre niñas y niños. Segregación, diría yo.

Porque no es solo que separen por géneros en distintos apartados, es el mensaje que se transmite para cada uno de ellos:
Niña: Generará envidias
Niño: Lo verá todo en multicolor

A las niñas se les da un mensaje claramente negativo. Parece ser que nuestra función en la vida, como féminas, es generar envidias en otras féminas. Así, desde bien pequeñitas. Sin anestesia ni nada. No admiración, no simpatía, no generosidad, no solidaridad. No... todo eso son sentimientos positivos. Lo que mola, según esta marca, es la envidia. Estamos destinadas a convertirnos en la madrastra de Blancanieves y cuanto antes lo aprendamos, mejor. Eso sí, rodeadas de todo rosa con pompones de tul y purpurina. Porque cuando pinchas en la imagen para ver la colección esa que va a generar tantas envidias es todo rosa y purpurina. Envidiosas, si, pero envueltas de algodón de azúcar. No vayamos a perder una pizca de feminidad.
(Las caras de las niñas me matan, no se si posan felices o estreñidas. Efecto de la envidia, supongo).


Y la frasecita de marras bien remarcada de nuevo, no vaya a ser que se nos olvide.

Como estaba claro que en el mundo rosa-ideal-envidioso no iba a encontrar la dichosa alfombra verde, me fui a la colección de niños, esa que promete que lo verá todo en multicolor. Porque a los niños si se les da un mensaje positivo: un mensaje de color, de alegría, de diversión, de poder comportarse como niños sin someterse a un sentimiento tan adulto y tan malo como la envidia. Lo dicho, me dispongo a echar un vistazo a la colección masculina que tanta explosión de color propone y ¿qué me encuentro?


Efectivamente. El 90% de la colección es azul. No hay rojos, naranjas, morados... apenas un poco de amarillo. Y por supuesto, ni rastro de nada que se parezca a una alfombra verde. (Al menos aquí los niños posan mas naturales, se ve que el azul relaja).

En resumen, muy desacertada la segregación que hace esta firma (ya que ni siquiera facilita la búsqueda), muy desacertada la elección de slogan (sobre todo en el caso de las niñas) y muy previsible, por no decir otra cosa, la elección de colores, materiales y estampados.

Me iré a otra tienda a buscar la alfombra verde.

Como último recurso, tengo un poco de césped artificial.

Edito para contaros que al final encontré la alfombra verde. Tuve que recurrir a Amazon, y el pequeño destinatario está encantado. Tanto que la ha quitado de su habitación y ha decidido ponerla en el salón.